Transcurrido más de un año desde que la criminal invasión de Ucrania, instalara el horror de la guerra en nuestro continente, con su secuela de muerte, destrucción y sufrimiento, asistimos a una escalada del conflicto con riesgo real de hecatombe nuclear.

 

Aunque la responsabilidad principal de desencadenar la guerra recae sobre el gobierno ruso por invadir un país soberano, el conflicto venía gestándose desde 2014, alimentado por el nacionalismo imperial de Rusia y el agresivo expansionismo de una OTAN al servicio de los intereses estadounidenses.

 

Mientras tanto, el gobierno español, junto al resto de gobiernos europeos, se ha subordinado a la estrategia global de confrontación de los EE.UU. que alimenta la espiral militarista y de guerra para debilitar el poder militar y económico de Rusia y profundiza el conflicto geoestratégico con China, de imprevisibles consecuencias para la humanidad entera.

 

Europa se está convirtiendo así, con el creciente envío de armamento más ofensivo, en un actor clave de la escalada bélica que sirve de pretexto para multiplicar el gasto militar, mientras se bloquean las imprescindibles iniciativas para afrontar la emergencia climática y la crisis de desigualdad.

 

Gran parte de la población trabajadora sufre las consecuencias de una inflación potenciada por la guerra, mientras el complejo militar, los bancos, los milmillonarios y determinadas grandes corporaciones obtienen ganancias extraordinarias. Por otro lado, el Sur Global lo sufre con crisis alimentaria, expolio de materias primas, conflictos armados y una criminal gestión de las fronteras, convirtiendo tanto el Mediterráneo como las vallas de Ceuta y de Melilla en infames cementerios.

 

Por todo esto, resulta urgente organizar una respuesta desde bajo contra la guerra, las agresiones imperialistas y la creciente militarización de las sociedades.

 

Detrás del grito “no a la guerra” no hay ninguna posición ingenua, puesto que el único camino real hacia la paz es la desescalada bélica, los acuerdos de desmilitarización y la reducción del arsenal nuclear.

 

Hacemos un llamamiento a las organizaciones ciudadanas, sindicatos, partidos políticos, movimientos sociales y a la ciudadanía, para organizarnos y formar un potente movimiento internacionalista por la paz, capaz de detener la espiral bélica, acoger a quienes desertan de las guerras y construir un nuevo orden internacional basado en la solidaridad, la cooperación entre los pueblos y la seguridad compartida.

 

Después de la manifestación del 25F convocada por el “Llamamiento València por la Paz”, os convocamos a concentrarnos en la Plaza de la Virgen, de València, a las 19:15, cada 24 de mes, a partir del 24 de abril.

 

SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS DE UCRANIA Y DE TODAS LAS GUERRAS!

ALTO EL FUEGO INMEDIATO Y SOLUCIÓN NEGOCIADA YA!

NO AL ENVÍO DE ARMAS Y

PROHIBICIÓN DE LAS ARMAS NUCLEARES!

 

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